lunes, 27 de diciembre de 2010

Por José Daniel Quesada





Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?  Mateo 7:7-11

¿Cuántas veces le ha pedido usted algo a Dios pensando que es imposible recibirlo? o ¿Cuántas veces ha dejado de pedir algo, porque lo considera inalcanzable? En ambos casos lo anhelado no se recibirá, ya sea porque faltó la fe al pedirlo o simplemente porque no lo pidió. Y es que nos olvidamos de quienes somos, la Biblia dice que somos: "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios" I Pedro 2:9  y somos hijos de Dios "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!" Gálatas 4:6

Quiero compartir con todos ustedes una gran bendición que recibí del Señor, y la quiero compartir para que se afirme en nosotros la confianza en el Señor y nuestra Fe en Él. Mi familia y yo hemos deseado unas vacaciones por mucho tiempo. No es que no hayamos tenido vacaciones, porque si las hemos tenido, casi como por tradición, desde hace ya varios años, hemos ido a pasar vacaciones a la zona norte de Costa Rica, a Guanacaste, provincia de clima cálido y lleno de lugares turísticos.  Vamos a visitar unos familiares que con gusto y amor, nos abren las puertas de su casa para que nos hospedemos allí. Esto es ya en sí una gran bendición, pero como le dice una prima a mi esposa, lo que se hace es cambiar de pila, porque la cocinada y lavada, quedan siempre a cargo de mi esposa. Y es que las vacaciones se vuelven solo para el resto de la familia que a sus anchas, solo espera que se les sirva. Desayuno, almuerzo, cena, todo queda bajo la responsabilidad de las amas de casa, mientras los hijos y esposos nos la tiramos como reyes y príncipes.

Mi esposa anhelaba unas vacaciones diferentes, donde ella pudiera realmente descansar, quería poder ir a un hotel de playa todo incluido, pero nos parecía algo difícil de lograr, nos quejábamos de la falta de presupuesto. Fue entonces que le pedimos a Dios la posibilidad para hacerlo. Y Dios que es maravilloso nos lo concedió, nos suplió del dinero para pagar la reservación en un hotel de playa y pasar allá las vacaciones de este fin de año.

Como lo puse en el título de este comentario, Dios no solo nos dio los recursos para ir a un hotel de playa, sino que incluyó detalles que nunca nos habríamos imaginado.  Cerca de la fecha de nuestras reservaciones, recibí una llamada para notificarme que por un error en las reservaciones, el hotel había sobre vendido la capacidad para la temporada baja.  Como es de suponer, habíamos reservado para temporada baja ya que el costo de la alta excedía nuestro presupuesto. Al escuchar la noticia me sentí apesadumbrado, ya que consideré un contratiempo aquello, más que ya teníamos planes hechos.  Sin embargo, al comentarlo en mi trabajo me hicieron ver que realmente aquello era una bendición adicional del Señor, pues no solamente iríamos de vacaciones a un hotel de playa todo incluido, sino que lo haríamos en temporada alta.

Pues así fue, el hotel movió nuestras reservaciones para la época de Navidad, y mi familia y yo tuvimos la gran bendición de pasar la Navidad en un hotel en la playa, en el Golfo de Papagayo, sin recargo alguno y continuando con esos detalles de Dios, se nos permitió ingresar al hotel a las 10:00 de la mañana sin recargo alguno, cuando la hora de entrada era las 3:00 p.m.

Así que, no se olvide de que somos hijos de Dios, hijos del gran Rey y eso nos hace ser príncipes y los príncipes participan de todas las cosas del Rey y así nos lo dio el Señor, estuvimos con los ricos y famosos disfrutamos de los programas especiales que el hotel programó para esas fechas festivas, creo que éramos los únicos ticos en todo el hotel, pero Dios nos dio un hermoso regalo de Navidad, que nos hizo recordar aquel otro regalo de la   primera Navidad cuando nos dio el regalo de su Hijo Jesús, Salvador de todo aquel que crea en Él.